19 diciembre, 2007

Otro día más (FCF)

Me despierto otro día más. Ahora ya todos parecen iguales, aunque no lo sean. Llevaba una semana buscando un sitio seguro donde pasar el día mientras me recargo… quiero decir, mientras mi traje se recarga; creo que este está bien, siempre me han gustado los áticos.

Hace ya veinte días que los militares respondieron a mi mensaje, diciendo que vendrían a buscarme. Bien, como es evidente, no lo han hecho; supongo que tendrán cosas más importantes que proteger, y que será más sencillo llegar hasta ellas. Además, no es de extrañar que no estén ansiosos por salvarme, yo también formaba parte del proyecto que ha llevado al mundo al estado en el que se encuentra. La verdad es que no era mi campo, y sólo sabía que los bioquímicos del Sector 7 estaban trabajando en algo que… que… que resultó ser jugar el papel de la madre naturaleza a un nivel que ninguno de nosotros ni siquiera imaginamos.

Esos animales, aunque yo no los considero tal cosa… no… esos engendros, esas abominaciones producto de mentes algo retorcidas eran fuertes, rápidos, diría que incluso algunas de las especies eran sumamente inteligentes y letales. No sé con certeza cuantos de esos Proyectos había en el Sector 7, yo he visto ya unas cuantas docenas de ellos diferentes, a cada cual más horripilante, y si no fuese por el traje, habría muerto tan pronto como se escaparon.

Es tarde, va a anochecer. Es hora de activar los sensores e intentar volver al Sector 2, mi sector. Necesito uno de los prototipos de baterías con las que trabajábamos por si me veo forzado a tener que utilizar mucho el traje y no soy capaz de estar durante unos días un tiempo al sol, recargando.

Si es arriesgado salir a la calle, aunque sea de noche y muchas de esas cosas estén durmiendo, no me puedo imaginar como me sentiré al salir del recinto civil para entrar en el área de investigación, donde espero que esas criaturas no campen tan a sus anchas como me temo.

Al menos la carga de mi traje está al máximo, hoy ha sido un día bastante soleado, si fuese necesario, creo que podría aguantar un ritmo de carrera de unos 120 km/h durante unos 4 o 5 minutos, pero no me gustaría dejarlo sin reservas, estaría firmando mi certificado de defunción al hacerlo. Por eso necesito esas baterías, para que no me pase nada parecido.

Me acerco y he tenido suerte, de momento no me he encontrado con ninguno. Ya puedo ver el edificio del Sector 1. Armas, muchos prototipos de armas, muchas inviables, la mayoría demasiado pesadas. Tenía buenos amigos ahí dentro, estaban un poco chiflados, pero eso siempre me ha gustado en la gente que conozco.

Mierda, hay dos de esos… están rondando los camiones del camino de la derecha. No me han visto, ni oído moverme. Otra ventaja, silencio casi sepulcral moviéndome a velocidades nada despreciables, tuvimos grandes ideas. Me voy a decantar por entrar y cruzar al Sector 2 por el pasaje desde el Sector 1. Es arriesgado, en un enfrentamiento cara a cara con uno de ellos, cuerpo a cuerpo como tengo que luchar, aunque el traje multiplique mi fuerza considerablemente y tenga una defensa casi perfecta llamaría la atención de todos los alrededores y el nivel de carga se vería comprometido.

La puerta está cerrada, suspiro pensando que eso es bueno, al menos por aquí no han podido entrar, mientras introduzco el código. Todo sigue funcionando, era de esperar pues al reactor Hyperion del complejo le quedan unos dos años de combustible aún. No obstante, no enciendo la luz, la visión infrarroja del traje me ayudará a pasar desapercibido, incluso si alguno de los monstruos que temo pudiese detectarla, no creo que la asociase con algo parecido a lo que es.

Área AM del Sector 1, aquí es a donde pensé en venir nada más conseguí apropiarme de uno de los prototipos de traje con los que trabajábamos, pero no pude. Aún recuerdo como la alerta de fallo en el sistema de seguridad alborotó nuestro laboratorio. Yo estaba presentando el trabajo junto a un compañero al mejorar el sistema de detección del traje:

“Hemos incorporado satisfactoriamente los sensores de posición y movimiento al modelo VX-4. Esto permite sentir sobre la piel una ligera presión dependiendo en la posición y velocidad del cuerpo extraño. Es como tener ojos en la espalda, señor. Nos ha costando trabajo combinarlo de una manera adecuada con el comportamiento defensivo de la fibra nano-robótica, que se endurece y resiste más que la fibra de carbono al encontrarse con una agresión externa. Tampoco ha sido tarea fácil adecuarlo al sistema de potenciación de la fuerza que el otro equipo había desarrollado, que sigue superando al exoesqueleto que DARPA desarrolló en 2009, y todo ello con un peso total del traje muy reducido, de apenas unos 14 Kg. Pese a las limitaciones, los sensores de posición detectan movimientos en el rango de 5 a 100 Km/h, y en distancias de 1 a 150 metros sin perder el magnifico tiempo de reacción de la defensa activa que se consiguió al…”

Aún recuerdo el discursito que le habíamos preparado al jefe de sección y que la alarma impidió terminar, y de eso hacía ya algo más de un mes. No pude descubrir la razón por la que los sistemas de seguridad fallaron tan estrepitosamente, ni tampoco como los experimentos del Sector 7 se propagaron tan rápidamente por toda la base sin que ninguna de las torretas de defensa actuase. Supongo que el ordenador central no les tomó como si fuesen un enemigo, ya que estaban dentro de la base mucho antes de dar la alerta.

¡La encontré! Me habían hablado de ella en la cantina unos días antes de la alarma, un grupo del Área de Armas de Mano alardeaba de haber conseguido el diseño, cadencia y potencia de fuego que habían estado buscando, en un dispositivo relativamente pequeño. CP-RH-1 era como la habían bautizado, y uno de los prototipos listos para la demostración aún seguía allí. Supongo que el equipo le cogió cariño y no la envió con el resto a la presentación a los altos cargos del gobierno. Uno de ellos nos habló un poco de ella:

“Tenéis que verla colegas, es una preciosidad. Esa maravilla no pesa ni un kilo en vacío y es capaz de atravesar un puñetero blindaje de acero…SIN APENAS RETROCESO! Dispara plasma condesado a velocidades enormes que conseguimos propulsándolo con campos RH. La muy puñetera es capaz de soltar 500 tiros con una sola carga de munición, pero necesita recargarse de energía para los campos RH cada 10 disparos o así…es una autentica pena que no hayamos conseguido optimizar más ese campo…”

Así que aquí la tenía, entre mis manos, negra como el carbón. A juego con el traje, perfecto. Al menos no llamará la atención. ¿Dónde tendrán las cargas guardadas? … Sería estupendo también encontrar un manual de instrucciones…BINGO! Una caja con dos cargas de munición. Mejor cojo las dos, no creo que vuelva.

Ojeo unos apuntes sobre la presentación y averiguo sobre la marcha como funciona superficialmente, no tengo tiempo para más, dentro unas cuatro horas empezará a clarear, y no es esto a por lo que he venido. También me llevo el cinturón para el arma y la munición y… oh, parece que estoy de racha, no sé pensaban hacer los chicos de AM con el equipo completo del nuevo operaciones especiales, pero su cuchillo de vibración también tiene un hueco en el cinturón. Es increíble lo que puede llegar a cortar esta aleación sin ni siquiera estar activado el modo de vibración ampliada. El resto de las cosas que hay por aquí no las necesito.

Ya estoy en el paso al Sector 2, y todo parece despejado. El lector térmico no detecta nada. Al menos nada de sangre caliente; sigo alerta, no sé que puedo encontrarme. La puerta principal del edificio está abierta, lo veo desde aquí, y no me gusta. Quien sabe si alguno de esos proyectos está utilizando mis pasillos como nido de cría. Y si es así, ¿qué debería hacer?, intentar acabar con ello es un plan descabellado, pero podría… bueno, de todas formas, tengo que llegar al laboratorio para conseguir las baterías.

Antes de abrir la puerta que da al Sector compruebo el estado del equipo. El traje está a un 83% de carga, sensores funcionando y defensa activa preparada, aumento la potenciación de fuerza por si algo inesperado ocurre ahora, en cuanto consiga las baterías podré dejar de preocuparme por la carga que consume. Cargo el arma con munición y la conecto al traje para cargar su batería, diez disparos que aún no sé que efecto exacto tienen. También le doy carga al cuchillo y lo conecto en modo vibración automática; en ese momento recuerdo el por qué me gustaba tanto trabajar aquí, creando alta tecnología.

Con el traje al 77% de carga entro al corredor y avanzo rápida y sigilosamente hasta el laboratorio contiguo al mío, donde guardamos esas baterías recargables preparadas para el uso. Aunque hay una cantidad considerable de ellas, sólo puedo llevar 4 debido a su considerable peso y tamaño. Empiezo a meterlas en una bolsa cuando veo algo que me deja petrificado. Hay una de esas… de esas cosas debajo de uno de los escritorios, está durmiendo y no ha notado mi presencia. La verdad es que sólo parece un gato grande… y está …EH? QUÉ HA SIDO ESO? … algo se ha movido detrás, de derecha a izquierda, a unos 8 o 10 metros, bastante rápido. Cuando me doy cuenta ya tengo el arma desenfundada en la mano derecha y el cuchillo en la izquierda y me dirijo a toda velocidad hacia la mesa. En ese momento decido, antes que nada, cortarle el cuello con el cuchillo a esa especie de tigre malformado.
Silencio.

Me he quedado quieto, y no oigo nada. No siento nada. Había algo en la oscuridad que había pasado por detrás, lo había notado.

Silencio.
La bolsa con las baterías esta a un par de metros, pero yo no me voy a mover.

Silencio.

Oigo algo moverse cerca de los ordenadores. Apunto con el arma y respiro. Aguanto la respiración. Espero…¡Ahí está! “Flasshhh…”

Le había dado. En realidad le había hecho un agujero de lado a lado y había penetrado en la pared del edificio. El arma era bastante silenciosa, pero toda la habitación se había iluminado al dispararla, y ahora olía a quemado. Doy un salto y cojo la bolsa con las baterías. Me la echo a la espalda y sin perder ni un segundo echo a correr hacia el corredor por donde entré al Sector 2. ¿Habré despertado a algún ser más?, ¿me están persiguiendo?, son preguntas que no tiene sentido hacerse: no necesito ni quiero saber la respuesta hasta que no haya salido de la zona.

Alcanzo el muro exterior tras salir a través de la puerta del corredor. El traje sigue a la máxima potencia, así que salto el muro y corro todo lo que puedo. Se está haciendo de día.

Sigo corriendo y el sol me pisa los talones. Pero estoy tranquilo. Llego a la zona de mi refugio y entro al edificio exprimiendo el traje al máximo al saltar a uno de los balcones del primer piso. Ahora ya puedo tranquilizarme, estoy en zona segura.

Llego al ático, dejo la bolsa con las baterías en el suelo, y me quito el cinturón con el arma y el cuchillo tranquilamente, mientras miro por la ventana como empieza a amanecer.
Conecto el traje a las baterías para cargarlas, pues parece que va a ser un día soleado y me tumbo al sol.
Como si fuese un día más, me tumbo al sol… otro día más.


Jorge García Rodríguez. Relato corto de Ciencia Ficción.

1 comentario:

El_Grande dijo...

jejejeje CP-RH-1 ...genial

Ta guapo si señor